Ese astro sagrado naciente tras el horizonte me trasladó
A un pasado, no tan lejano
Donde un charrúa o un guaraní aquí
Admiró esa inmensidad lumínica
Contempló esto mismo que veo hoy
Quizás ese calor matinal le regaló esperanza, le acarició el pecho
Quizás pensó en la finitud implacable de nuestra vida terrena
Quizás abrazó la continuidad perenne de las acciones humanas
Quizás juntos sentimos el alma inmanente.
Quizas registramos lo mismo, intuyo que sí.
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